Introducción
A lo largo del tiempo, los escritores han creado historias fascinantes en forma de novelas y guiones de cine, explorando temas que parecen imposibles dentro de nuestra percepción de la realidad. Estas obras, clasificadas como ciencia ficción, han capturado la imaginación del público al proponer mundos llenos de misterio y posibilidades.
El misterio atrae a los seres humanos, especialmente a aquellos que buscan la verdad detrás de estos relatos. Sin embargo, a menudo nos han presentado la ficción como una simple fantasía: un producto de la imaginación que especula sobre lo irreal y lo desconocido. Pero, al indagar más profundamente en la realidad que nos rodea, nos encontramos con una revelación impactante: la realidad, en la mayoría de los casos, supera la ficción.
Los extraterrestres

Uno de los temas más emblemáticos de la ciencia ficción es la existencia de otras formas de vida inteligente. Durante siglos, nos han hecho creer que somos la única especie humana en el vasto universo, una idea que ha sido implantada cuidadosamente para ocultar una verdad más profunda.
Los Anunnakis, una raza extraterrestre con avanzada tecnología bélica y genetista crearon a los humanos Adámicos con fines específicos: servir como obreros para extraer el oro requerido, hacerlos generar emociones negativas para su consumo. Al ellos no parecerse físicamente a los humanos, porque poseen características reptilianas, los Anunnakis habrían recurrido a intermediarios, como la raza judía, descendientes de Abraham, traído desde el planeta Marte, para dirigir a nuestra especie.
Además, existen los llamados híbridos, descendientes de Anunnakis y humanos, que se identificarían como la aristocracia, parte de las élites actuales debido a su linaje. Se les atribuye la "sangre azul" por el cobre presente en su composición sanguínea, a diferencia del hierro en la sangre humana.
Nuestro ADN, compuesto por la mezcla de numerosas razas extraterrestres, nos convierte también en seres mayormente cósmicos. Sin embargo, a través de la manipulación mental, se nos ha programado para temer cualquier contacto con seres humanos de otros mundos, percibiéndolos como enemigos en lugar de aliados.
Las naves espaciales
Otro de los temas emblemáticos considerados como ciencia ficción, porque el control tecnológico ha sido clave en el dominio sobre la humanidad. Las naves espaciales, etiquetadas adrede como "objetos voladores no identificados" (OVNI), son un ejemplo claro de cómo se ha ocultado el conocimiento avanzado. Los Anunnakis habrían bajado la frecuencia vibratoria de nuestra conciencia a un nivel en el que nuestra percepción de estas naves queda limitada a simples luces en el cielo.
Por otro lado, civilizaciones benevolentes como la Federación Galáctica habrían intentado elevar el nivel de conciencia del colectivo humano, enviando emisarios que facilitaran avances tecnológicos. Sin embargo, estos intentos fueron sistemáticamente bloqueados por los Regresivos, quienes controlan nuestra realidad para mantenernos en una posición de esclavitud.
Las enfermedades, el envejecimiento y la muerte
La humanidad ha sido diseñada para tener una vida limitada, algo que favorece el ciclo de control. Enfermedades, envejecimiento y muerte son elementos impuestos para restringir nuestra capacidad de conocimiento y aprendizaje. El envejecimiento, por ejemplo, no sería más que una enfermedad inducida, vendida como un "proceso natural", al igual que su objetivo: la muerte.
La muerte, lejos de ser un final, sería un proceso de "reciclaje" en el que los seres humanos regresan a la existencia sin memoria previa, adaptándose fácilmente a nuevas condiciones diseñadas para cumplir los propósitos de sus creadores. Esta manipulación oculta se ha entendido como pura ficción, perpetuando un sistema de opresión y alejándonos de nuestra verdadera naturaleza, la evolución espiritual.
El ocultamiento de LA VERDAD detrás de la ficción
Una de las estrategias más ingeniosas de los regentes de este sistema ha sido invertir los papeles entre realidad y ficción. Utilizando el miedo y la culpa, se nos ha inculcado una percepción distorsionada en la que los verdaderos antagonistas se presentan como salvadores.
Por ejemplo, novelas y películas de terror habrían sido diseñadas para asociar lo desconocido con el peligro, desalentando cualquier intento de exploración. Asimismo, figuras como Jehová, descrito en textos sagrados como un dios, es vengativo, serían en realidad entidades opresoras disfrazadas de divinidad. Estas contradicciones promueven una moral ambigua, alimentando la confusión y la hipocresía en la sociedad.
Incluso aspectos naturales, como la sexualidad, han sido manipulados. Se nos ha inculcado que el deseo sexual es algo antinatural o pecaminoso, cuando en realidad es una parte esencial de nuestra existencia como seres humanos. Esta programación mental busca alejarnos de nuestra esencia, perpetuando el control a través de la desinformación y el miedo.
Conclusión
El mundo que percibimos está profundamente influenciado por fuerzas que trabajan en la sombra. Lo que consideramos fantasía podría, en muchos casos, acercarse más a la verdad de lo que imaginamos. Al cuestionar la realidad que nos han impuesto, podemos empezar a desentrañar los secretos que yacen detrás de las narrativas oficiales. Porque, como bien se dice, la realidad supera a la ficción.